Desde el primer momento entendí la importancia que tiene pertenecer y representar al Club Deportivo Toledo. Tanto como jugador de la cantera, años atrás, como más adelante dentro de su organigrama, procuré hacerlo de forma humilde y leal, llevando el escudo del Toledo con orgullo y responsabilidad, y tratando de contribuir con mi granito de arena a seguir escribiendo la historia de este club casi centenario.
He procurado disfrutar trabajando cada instante durante todas estas temporadas por si acaso cualquiera de ellos era el último. En un entorno tan volátil e imprevisible, donde lo que hagas siempre recibe un juicio cada siete días en forma, por un lado, de resultado deportivo y, por otro, de crítica por parte de la afición, di el máximo todos los días para tratar de ayudar a los auténticos protagonistas del equipo y, por supuesto, al club. Asimismo, como director de la Escuela, traté junto a mis compañeros de contribuir a la mejora del proceso de enseñanza- aprendizaje de los jugadores, así como en su formación personal más allá del césped, siempre procurando inocular el sentimiento y pasión por nuestro club, tanto a las chicas y chicos como a sus familiares.
Indudablemente, he tenido la fortuna de vivir momentos únicos y emocionantes (play-offs, ascensos en el primer equipo y el fútbol base, Copa del Rey...), pero también de sufrir situaciones amargas, como el reciente descenso, y otras aún más trágicas (la pérdida de Jacobo, el susto y la angustia de Lassad), que dan auténtico sentido a la vida misma, relativizando y dejando a un lado cualquier otro problema. Me siento muy orgulloso de cómo vivimos los buenos momentos, pero aún me siento más orgulloso de cómo toda la familia verdiblanca luchamos -y seguiremos siempre luchando- por superar los malos.
Pero sin ningún género de dudas, lo mejor que me ha ocurrido a lo largo y ancho de los terrenos de juego es poder conocer, convivir y compartir el día a día, temporada tras temporada, con el mayor activo que tiene este club: su gente. Quiero, en este punto, hacer mención especial a varias de esas personas, junto a otras ajenas al club que me ayudaron en mi trabajo, pidiendo disculpas por adelantado a aquellas que, de forma totalmente involuntaria, pueda dejarme en el tintero pero a las también agradezco su trato hacia mí durante estos años: